Pierre Teilhard de Chardin, una mística de la presencia de Cristo en un universo en evolució. (Agustin Udias SJ)


Teilhard de Chardin debe considerarse principalmente como un verdadero místico moderno de la presencia y acción de Cristo en el universo. Su mística puede seguirse a través de sus escritos desde los primeros hasta los últimos y son el reflejo de una experiencia mística vivida en la oración y en su vida, a la base de la cual está la visión del universo que la ciencia ha ido desarrollando primero con la evolución del universo entero y de la vida y el hombre sobre sobre la Tierra. 

Teilhard se considera siempre al mismo tiempo un “hijo de la Tierra” y un “hijo del Cielo”. La base de su mística está, por lo tanto, en la síntesis de estos dos amores. Él es consciente del papel que tienen la ciencia y la técnica en el mundo moderno, como las dos grandes fuerzas que mueven el progreso humano. Así, para él, el trabajo científico en sí mismo tiene un valor religioso y cristiano y es ella misma una forma de adoración. 

Teilhard al identificar el Punto Omega de la evolución con el Cristo de la fe, Cristo ocupa el “centro universal” o “centro cósmico” del universo. La cosmogénesis se convierte en una “Cristogénesis” y el Cristo redentor es un verdadero “Cristo Evolucionador”. Toda la evolución es, por lo tanto, un proceso por el cual se va construyendo el cuerpo del “Cristo Cósmico” o “Cristo Total”

Finalmente, para Teilhard lo que llama “lo Crístico” constituye la síntesis entre la “convergencia cósmica” y la “emergencia crística”, centro de su mística.


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