Nico! Has de ir aprendiendo que Europa (y EEUU) seducen y atraen al mundo entero por su proclamación de los derechos humanos; pero cuando llegas aquí te das cuenta de que los derechos humanos se han convertido entre nosotros en una canonización de los egoísmos propios y una negación del respeto a los otros, cuando son pobres y no tienen fuerza para defenderse. Con eso, naturalmente, los derechos de los niños no existen en esta Europa que organiza tan bien competiciones deportivas…
Y aquí quisiera recoger algo tuyo, que es muy de aplaudir, pero deberías mirar de ampliar: el 304. Esos números que tú marcabas con tus dedos, son el final de la cifra que indica el distrito postal de Rocafonda (08304), tu barrio marginal y conflictivo de Mataró, poblado casi solo de africanos, y al que no quieres renunciar, sino de alguna manera exhibir, cuando celebras tus triunfos. Te aplaudo por esa solidaridad con los tuyos.
Pero te sugiero que esa solidaridad debe ampliarse. Estos días he soñado que Nico Williams y tú, fundabais una institución dedicada totalmente a la ayuda a la infancia mísera, maltratada y perseguida. Allí irían a parar parte de vuestros ingresos, y toda la admiración y el afecto que pretenden mostraros los que ahora os aplauden.
Pensadlo ambos; pero yo me creo en el deber de avisaros de que eso no os traerá tantos aplausos como los goles marcados en Alemania, sino más bien algún desprecio y acusaciones de traidores, comunistas y otras etiquetas de esas con las que bastante gente argumenta en Europa. Aunque un mínimo de afecto más hondo y más serio también lo conseguiréis.
Esta sería mi primera petición: fundar la ONG “304 millones”. Ahora, si me lo permites, te sugeriré dos cosas más que creo pueden serte muy útiles. Te pediría que no aceptes participar en anuncios, aunque te ofrecerán por ello tanto dinero o más, del que puedas ganar en el fútbol.
Nuestra sociedad ha decidido llamar publicidad a lo que es en realidad propaganda, es decir: mentira. Ellos dicen que solo pretenden “informar”. Pero cuando uno de los que trabajan en este campo no consigue “vender”, lo despiden. Y es que vivimos en una sociedad DE mercado (no meramente CON mercado): lo cual significa que prácticamente todas las relaciones entre las personas son mercantiles. Y sociedad de mercado significa simplemente sociedad de engaño. Y ese engaño facilita lo que se ha llamado una “sociedad del descarte” y “un sistema que mata”.
Para colocarle a la gente un producto que en realidad no necesita, va muy bien que vean que ese producto lo usas o lo recomiendas tú (o Nico, o Carlos Alcaraz...). Por eso verás que te pagan por un anuncio cifras impresionantes que luego, naturalmente repercutirán en el precio del producto. Y de hecho, cuando un producto es útil y necesario acaba propagándose por sí mismo; pero como la mayoría de las cosas que se producen son inútiles y superfluas, pues hay que ver cómo se coloca el producto. Y te confieso que alguna gran figura de nuestro deporte, admirable además por su sensatez y su humildad, me decepcionó mucho cuando le vi haciendo anuncios.
Finalmente, querido Lamine, déjame darte un último consejo rápido: por favor no te hagas tatuajes. Es una moda que ha corrido sin frenos, que solo refleja la necesidad de llamar la atención que tienen casi todas las personas, y que es tan fácil de poner como casi imposible y carísima de quitar. Antes se hablaba de la indisolubilidad del matrimonio, ahora hemos pasado a la indisolubilidad del tatuaje, que dura mucho más que el amor.
También te confieso que el gran Messi me decepcionó cuando un día apareció con todo su brazo izquierdo tatuado. Luego me explicaron (y no sé si es cierto) que alguna empresa de publicidad le había obligado a ello. No sé. Pero veo que lo que quizá pudo comenzar por el dolor de una persona concreta que quiso grabarse en el brazo el nombre de alguien muy querido y a quien había perdido, se ha convertido ahora en el emblema de nuestra estupidez social.
Y nada más muchacho. Para entender bien lo que he querido decirte no olvides que “el tiempo corre que es un primor”, y que también tú (tan grande hoy), pasarás un día no muy lejano. Pasarás sí: hoy Messi ya está casi pasado y, antes de él, Luis Suárez, Butragueño, y nombres como Basora o Gento o Santana y Severiano Ballesteros…, de los que ya nadie se acuerda.
Pero hay algo de lo que nunca podemos pasar: que aunque un dia vayas decreciendo y acabándote como futbolista sigas creciendo aún en calidad humana. Ese es el verdadero partido de nuestras vidas. Y te diría que si llegaste antes de tiempo a la mayoría de edad futbolística, también estás llamado a llegar antes de tiempo a la mayoría de edad humana. Sin perder tu sonrisa, por supuesto.
Un abrazo y perdona si te di la lata.
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