El papa Francisco concluyó este viernes lo que se suponía una dura prueba en su pontificado: el viaje internacional más largo, 12 días en los que ha recorrido cuatro países - Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur - y en el que a pesar de sus 87 años y sus problemas de movilidad superó sin problemas en buena forma y sin dar señales de debilidad. El viaje en el que ha recorrido 32.000 kilómetros, sumados a los que hizo en coche y papamóvil entre los fieles, los cuatro cambios de horario y siete vuelos, no parecen haber hecho mella en el pontífice que este viernes se despedía de Singapur con una visita a una casa para ancianos y un encuentro con los jóvenes en el que volvió a demostrar buen humor.
Es verdad, que respecto a otros viajes, se ha bajado el ritmo de los actos y se le ha permitido hacerle descansar de un país a otro con algunas horas libres a las llegadas.
Muchos fueron los que participaron de sus misas, fue fraterno y cariñoso com todos: pobres, deficientes, jóvenes, idosos, laicos, religiosos/as, bispos clero... nadie quedó fuera de su abrazo amigo e paternal, o bendición apostólica.
Mejor imposible!
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