Palabras sentidas y dolidas del Papa en Belgica...


Dolor y humanidad

La iglesia católica quiere ser una presencia que, dando testimonio de su fe en Cristo resucitado, ofrece a las personas, a las familias, a las sociedades y a las naciones, una esperanza antigua y siempre nueva, una presencia que ayuda a todos a afrontar los desafíos y las pruebas, sin entusiasmos volátiles ni pesimismos sombríos, sino con la certeza de que el ser humano, amado por Dios, tiene una vocación eterna de paz y de bien, y no está destinado a la disolución ni a la nada.

Con la mirada fija en Jesús, la Iglesia se reconoce siempre como discípula, que con temor y tremor sigue a su Maestro, reconociéndose santa en cuanto fundada por Él y, al mismo tiempo, frágil e insuficiente en sus miembros, siempre carente y superada por la tarea que le ha sido confiada.

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