Desde esta isla del Mediterráneo (Córcega), elevemos a ella la súplica por la paz: paz para todas las tierras que circundan este mar, especialmente para Tierra Santa, donde María dio a luz a Jesús. Paz para Palestina, para Israel, para el Líbano, para Siria, para todo el Oriente Medio. Paz para Myanmar. Y que la Santa Madre de Dios obtenga la anhelada paz para el pueblo ucraniano y el pueblo ruso. Son hermanos, son primos, que se entiendan con la paz. La guerra es siempre una derrota. La guerra en las comunidades religiosas, en las parroquias, también. Que el Señor nos dé la paz a todos. ¡Paz al mundo entero!
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